Cospedal no tiene delante a votantes a los que se les puede engañar con tecnicismos, sino a la opinión pública en pleno, periodistas de investigación que solo tienen que descolgar el móvil y llamar al abogado de su empresa para contrastar las gili**lleces que dice. Contrato "simulado", indemnización "diferida".
Es evidente la caradura que hay que tener. Me recuerda a todos los mandos intermedios con los que he tenido que lidiar que te sueltan las mayores soplapo**ces sin arrugarse. Todos ponen la misma cara. Hasta se parecen a la señora Cospedal. Y qué gratificante es cuando les miras a los ojos y les dices, "mientes". Se quedan descolocados. Están tan acostumbrados a salirse con la suya que no saben qué hacer cuando el mundo real llama a su puerta.
Me estoy centrando en el caso Bárcenas (Gürtel), aunque la denuncia es extensible a toda la corrupción en España venga de donde venga. Pero que se saquen los ERES de Andalucía delante del caso Gürtel es un desequilibrio. Es como si cuando Nixon tiene el Watergate a las puertas se refiere "a un escándalo de los demócratas en Vermont".
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