Mañana 12 de marzo da comienzo el cónclave en el Vaticano para elegir a su siguiente jefe de estado y jefe de la Iglesia. A mí me interesa como si fueran unas elecciones políticas, y por motivos históricos. La verdad es que religiosamente estoy bastante lejos de lo que predica la Iglesia católica desde hace muchos años. No estoy de acuerdo con su cerrazón en temas sociales clave como el papel de la mujer, el aborto, matrimonio homosexual, etc, etc. Por eso salga quien salga mañana, estoy casi convencido de que no cambiará nada de nada.
Saben que han perdido muchos fieles, precisamente porque el mundo avanza y ellos no. No lo critico, ellos tienen sus valores y yo los míos.
Los cardenales despiertan gran interés antes de encerrarse en la Capilla Sixtina. En concreto los considerados papables han recibido ayer domingo tratamiento de rock star. Periodistas en las iglesias donde daban misa, lleno absoluto, fans que les llegan a hablar. Dos en especial; Angelo Scola, italiano, y Odilo Pedro Scherer, brasileño, que son los que los vaticanistas han dado como los candidatos de las dos tendencias, los conservadores y los más conservadores (ya no hay cardenales "liberales", todos los han nombrado dos Papas extremadamente conservadores, Juan Pablo y Benedicto).
Es un secreto a voces que estos son los dos candidatos más claros. También es muy posible que los votos de uno anulen a otro, lo que se sabrá si no hay fumata blanca el martes o miércoles. En caso de que las votaciones duren más, significará que para alcanzar los dos tercios necesarios se está votando a un candidato de consenso. Y ahí suenan muchos más cardenales.
El candidato ideal habrá nacido entre 1941 y 1952, hablar muchos idiomas, tener muy buena salud y energía, y ser razonablemente carismático. El que mencioné en otra entrada anterior, Peter Turkson, reune todas estas características y sigue alto en las encuestas, pero parece ser que no suena ya tanto porque se ha mostrado demasiado dispuesto como candidato y esto gusta a la prensa, pero no a los demás cardenales.
Otros candidatos de consenso que suenan son Timothy Dolan, de Nueva York, que es el carisma personificado. Verlo vestido con un chandal y una gorra de los Yankees es gracioso si se piensa la que le podría caer encima. O Christoph Schönborn, de Austria, con una trayectoria muy diplomática entre diversas tendencias.
Lo que está claro es que la vida de quien sea se va a escrutinar para ver si hay episodios de encubrimiento de casos de pedofilia. Ya han caido algunos cardenales antes del conclave mismo, asi que no se desea elegir a alguien y que salgan luego los trapos sucios. Y ahí los únicos que están por lo visto absolutamente limpios son el filipino Luis Tagle y el mismo Schönborn. Por eso, si no es Scola o Scherer, me inclino a pensar que será Schönborn el elegido. Aunque nunca se sabe por donde soplará el Espíritu Santo. Podría haber sorpresas como Luciani y Wojtyla en 1978.
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