lunes, 28 de octubre de 2013

La decepción Obama

El mundo se enamoró de Barack Obama en 2008. Parecía que realmente iba a cambiarlo todo: joven, inteligente, atractivo, de color. El contraste con el anterior presidente de EEUU era tan grande que todos suspiramos aliviados ante la posibilidad de una nueva superpotencia que respetara derechos humanos, que usara su fuerza militar cuando fuera necesario y no para darle nuevos yacimientos de petroleo a Halliburton, etc, etc. Muchas esperanzas puestas en él.

Pero pronto empezó a dar señales contradictorias. En economía metió en su nuevo gobierno a toda la platilla de Goldman Sachs, culpable de la inmensa deblacle de los activos tóxicos de Wall Street. Larry Summers, Timothy Geithner...esta gente que había hundido el país, de repente se sentaba en la Casa Blanca al lado de Obama "solucionando" la economía mundial.

Tampoco cerró Guantánamo, y a pesar de que salió de Irak relativamente rápido, no salió de Afganistán que era una "guerra justa". Cazó por fin a Osama Bin Laden en 2011 (a saber cómo fue realmente), y por primera vez en la historia de EEUU firmó una ley de seguridad social. Yo tenía la impresión de que era demasiado inexperto, demasiado buen chico para enfrentarse a unos republicanos cada vez más ultraderechistas y racistas.

"Si gana de nuevo las elecciones en 2012", pensaba yo, "saldrá su verdadero yo". Y así ha sido. Es George W. Bush recubierto de azucar, para que el mundo lo pueda tragar mejor. Pero por dentro es igual. El imperio sigue siendo el objetivo. Y ha perseguido con saña a cualquiera que se interponga en su camino como Edward Snowden o Julian Assange, mientras usa la PATRIOT ACT aprobada en 2002 y la tecnología  (Nixon sería feliz con internet)  para permitir a su gobierno espiar al mundo.

La excusa es cazar terroristas. Pero entonces, ¿por qué pincharle el teléfono a Angela Merkel? ¿o a otros líderes europeos? ¿o pinchar 3 millones de llamadas en España en un solo día en diciembre del año pasado? Muy probablemente la National Security Agency, la NSA, haya escuchado una de tus conversaciones, o leído alguno de tus emails. ¿Cómo se buscan terroristas islámicos analizando 3 millones de llamadas a españoles?

O sea, que ni JFK, ni Clinton, ni Obama van a cambiar nada. Solo le pueden poner una cara más amable a lo que siempre ha sido un imperio militar y económico (aunque China les pisa los talones y les adelantará en breve si no lo ha hecho ya). Hacen lo que les da la gana, por ahora...Son un gigante con pies de barro. No son más especiales que los otros 37 imperios históricos anteriores.

Qué gran decepción, Mr. Obama.

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