Sin entrar en el éxito-fracaso de la huelga general de ayer 14 de noviembre, la segunda del gobierno Rajoy en menos de un año, las valoraciones de unos y otros son interesantes.
Yo estoy de acuerdo en que quien quiera trabajar en un día de huelga, tiene derecho a trabajar. Otra cosa es quién quiere realmente trabajar o lo hace coaccionado por el miedo al despido que tras la reforma es casi gratuito, o que luego disfruten de los beneficios de una lucha en la que no participaron. Pero no quiero entrar ahí.
Lo que me hace pensar son las declaraciones de los líderes empresariales y políticos que van en la dirección de "es una huelga política", o "es una huelga inoportuna e innecesaria", o "en este momento tener una jornada de huelga daña al país"... Me pregunto, ¿cuándo es una huelga necesaria? ¿cuando sería oportuna? ¿el objetivo es dañar el país?
La huelga, las movilizaciones ciudadanas en la calle han sido siempre las principales herramientas de que disponen los trabajadores para presionar al gobierno/empresarios. Y en un contexto como este, de crísis económica generada por el terrorismo financiero cuyo coste se carga sobre la espaldas de la clase media trabajadora, la herramienta de la huelga es fundamental. Es una huelga oportuna, necesaria, y el objetivo no es dañar el país, sino hacer un país más justo y equilibrado, cosa que ni el gobierno ni los empresarios por lo visto desean.
¿Hay pérdidas empresariales en huelga? Por supuesto. Se trata de eso. ¿Es una huelga política? Por supuesto, es contra el gobierno y sus políticas antisociales.
La lucha sindical, las huelgas, han conseguido todos los avances de los que disfrutaron los trabajadores durante el siglo XX y que ahora peligran. Las 8 horas, vacaciones, no trabajo al infantil,...Nada ha llegado por casualidad. En el siglo XIX las condiciones laborales eran muchísimo más duras. Claro, el objetivo último de gobierno/empresarios es volver a una situación parecida a China, trabajadores sumisos, productivos, competitivos, desprotegidos. Lógico que no les parezca "oportuna" una huelga que lucha contra eso.
En plena Gran Depresión en los EEUU de los años 30, el presidente Franklin Delano Roosevelt se reunía con los líderes sindicales para escuchar sus reivindicaciones. Siempre cerraba esas reuniones diciéndoles, "estoy de acuerdo con todo lo que reivindicais...Ahora salid a la calle y obligadme a hacerlo". El presidente de EEUU en medio de la depresión económica más grave de la historia pedía a los líderes sindicales que aumentaran su presión al gobierno mediante huelgas. Sabía que eso le daba fuerza para aplicar unas reformas necesarias.
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