Estos días estamos asistiendo a la división de la izquierda en todos los medios. La imaginaria (en Podemos) y la (muy) real en el PSOE. Mientras, Mariano se sienta tranquilamente a fumarse un puro, como siempre.
En Podemos, es una cuestión estratégica, que no debiera de haber crecido de los dos tuits que se intercambiaron Iglesias y Errejón, si no fuera por unos medios muy escorados a la derecha (financiados por la banca, claro), que buscan sangre en Podemos. ¿Somos más destroyer o menos destroyer? ¿No asustaremos a votantes si no nos moderamos? Estrategia electoral pura y dura. Nada del fondo del partido, que lo tiene muy claro a pesar de la disparidad de líderes y militantes.
En el PSOE la cosa es infinitamente más grave. Es un tema ideológico que cuestiona los fundamentos mismos del partido, del régimen surgido de la transición, además de por supuesto liderazgo, estrategia electoral, etc,etc. En una palabra; ha llegado la hora que tanto temía el PSOE. La hora de mojarse.
Se dice que el auténtico partido del régimen surgido en el 78 no es el PP, sino el PSOE. Estoy de acuerdo. Es el que más años ha gobernado, el que más mayorías absolutas ha tenido, y probablemente el que mejor refleje el electorado español. Un centro izquierda moderado. Para ello, el PSOE ha navegado siempre en la indefinición ideológica, consecuencia de los pactos de la transición. A saber, el PSOE es republicano pero apoya la monarquía, el PSOE está con los trabajadores, pero ha aprobado reformas laborales brutales, el PSOE es socialista, pero ha recortado derechos sociales y abrazado el neoliberalismo...
Y todas esas contradicciones de fondo han atrapado al PSOE por fin debido a la economía. Antes (años 80, 90, 00) se podía permitir una cara social y aún así mantener contentos a empresarios, banca. Desde 2008, cuando saltó la banca, y sobre todo desde 2012, cuando fue rescatada, es lo uno o lo otro. El estado del bienestar o la gran empresa y la banca. Y es ahí donde el PSOE se parte a la mitad.
Claramente tiene esa parte de izquierda social que quiere poner primero a la gente. Pero eso significaría traducido en políticas reales aumentos de impuestos a los ricos, bajadas de impuestos a pobres, perseguir evasión fiscal, subir salario mínimo, perseguir fraude laboral,...En definitiva, abrazar el programa de Podemos.
Y tiene el ala derecha (Susana Díaz, Felipe González, sus ex-ministros, barones territoriales,...). Esos ponen claramente a la banca y gran empresa por delante, y quieren continuar reduciendo déficit a costa del estado de bienestar que paradojicamente ellos contribuyeron a crear. Todos ellos quieren dejar gobernar al PP en un gobierno débil, para dentro de dos o tres años ganarles en las urnas y seguir con el paripé de "democracia" mientras hacen política neoliberal y se llaman "socialistas" a sí mismos.
La división está ahí. La guerra está declarada. El resultado puede ser más de lo mismo en la persona de Susana Díaz haciendo el teatro de los últimos 40 años, o un partido renovado auténticamente de izquierda. No radical, porque el PSOE nunca lo fue, sino socialdemócrata. Nada de "terceras vías" que solo esconden neoliberalismo.
Pero claro, muchos en el PSOE tienen mucho que esconder. Se sienten más seguros con un gobierno del PP donde saben que todo va a seguir igual y no se va a investigar la corrupción, ni se van a cuestionar sus sillones.
En Podemos, es una cuestión estratégica, que no debiera de haber crecido de los dos tuits que se intercambiaron Iglesias y Errejón, si no fuera por unos medios muy escorados a la derecha (financiados por la banca, claro), que buscan sangre en Podemos. ¿Somos más destroyer o menos destroyer? ¿No asustaremos a votantes si no nos moderamos? Estrategia electoral pura y dura. Nada del fondo del partido, que lo tiene muy claro a pesar de la disparidad de líderes y militantes.
En el PSOE la cosa es infinitamente más grave. Es un tema ideológico que cuestiona los fundamentos mismos del partido, del régimen surgido de la transición, además de por supuesto liderazgo, estrategia electoral, etc,etc. En una palabra; ha llegado la hora que tanto temía el PSOE. La hora de mojarse.
Se dice que el auténtico partido del régimen surgido en el 78 no es el PP, sino el PSOE. Estoy de acuerdo. Es el que más años ha gobernado, el que más mayorías absolutas ha tenido, y probablemente el que mejor refleje el electorado español. Un centro izquierda moderado. Para ello, el PSOE ha navegado siempre en la indefinición ideológica, consecuencia de los pactos de la transición. A saber, el PSOE es republicano pero apoya la monarquía, el PSOE está con los trabajadores, pero ha aprobado reformas laborales brutales, el PSOE es socialista, pero ha recortado derechos sociales y abrazado el neoliberalismo...
Y todas esas contradicciones de fondo han atrapado al PSOE por fin debido a la economía. Antes (años 80, 90, 00) se podía permitir una cara social y aún así mantener contentos a empresarios, banca. Desde 2008, cuando saltó la banca, y sobre todo desde 2012, cuando fue rescatada, es lo uno o lo otro. El estado del bienestar o la gran empresa y la banca. Y es ahí donde el PSOE se parte a la mitad.
Claramente tiene esa parte de izquierda social que quiere poner primero a la gente. Pero eso significaría traducido en políticas reales aumentos de impuestos a los ricos, bajadas de impuestos a pobres, perseguir evasión fiscal, subir salario mínimo, perseguir fraude laboral,...En definitiva, abrazar el programa de Podemos.
Y tiene el ala derecha (Susana Díaz, Felipe González, sus ex-ministros, barones territoriales,...). Esos ponen claramente a la banca y gran empresa por delante, y quieren continuar reduciendo déficit a costa del estado de bienestar que paradojicamente ellos contribuyeron a crear. Todos ellos quieren dejar gobernar al PP en un gobierno débil, para dentro de dos o tres años ganarles en las urnas y seguir con el paripé de "democracia" mientras hacen política neoliberal y se llaman "socialistas" a sí mismos.
La división está ahí. La guerra está declarada. El resultado puede ser más de lo mismo en la persona de Susana Díaz haciendo el teatro de los últimos 40 años, o un partido renovado auténticamente de izquierda. No radical, porque el PSOE nunca lo fue, sino socialdemócrata. Nada de "terceras vías" que solo esconden neoliberalismo.
Pero claro, muchos en el PSOE tienen mucho que esconder. Se sienten más seguros con un gobierno del PP donde saben que todo va a seguir igual y no se va a investigar la corrupción, ni se van a cuestionar sus sillones.
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