Estos días en los que se va a decidir el futuro de la Unión Europea ni más ni menos, se van a volver a oir muchas voces discrepantes, mucho ruido, y muchas opiniones. La de Alemania ha prevalecido hasta ahora, a saber, para salir de la crisis, los países tienen que sufrir en austeridad, ya que antes han despilfarrado. Esto, además de no tener sentido económico al suponer la Unión Europea, incluida España, el 42% del mercado de Alemania, es cruel e históricamente revisionista (ya que Alemania es de todas las naciones europeas con mucho la que más metió la pata durante el siglo XX, y luego se la tuvo que ayudar a salir del hoyo).
La razón principal por la que Alemania no acepta las soluciones que sacarían de la crisis (de la estafa) a los países del sur es que temen la inflación. Su política, y la del BCE van encaminadas a controlar los precios, no a crear empleo. El miedo a la inflación les viene por los años 20 cuando sufrieron una HIPERinflación (no inflación) y no lo quieren repetir.
Esto es, por supuesto, absurdo. En una economía en depresión, el miedo a la inflación es infundado. NO puede haber inflación en una economía deprimida, porque para que haya inflación, primero tiene que haber auge económico.
La inflación, el aumento continuado de los precios en el tiempo de manera sostenida, no sucede mágicamente cuando un Banco Central imprime más moneda. Sucede cuando, al haber más dinero en circulación, los consumidores compran más, con lo que los vendedores creen que podrán subir los precios sin disminuir sus ventas. Del mismo modo los salarios aumentan porque los trabajadores tienen más poder de negociación, al haber más puestos de trabajo en la economía.
Sin tener en cuenta un shock de oferta de un producto básico (como sucedió en los 70 con el petroleo), la única manera de que la economía sufra una inflación alta sería que hubiera más ventas y más trabajo. Y esto es más deseable en la Unión Europea en estos momentos, que temible es un hipotético shock de oferta.
Tampoco sería comparable a una hiperinflación, donde hablamos de básicamente de un caos en precios y salarios (variación de precios hora a hora de porcentajes altísimos), sino de un 3-4% de inflación en la zona euro en un año. Alemania tendría que subir sus precios y salarios, de manera que equivaldría a una devaluación de los demás países sin necesidad de recortar precios y salarios ellos mismos, al no tener la posibilidad de devaluar monedas.
Claro, con la receta de la austeridad, sufren todos los habitantes de los países que a los ojos de Alemania en realidad se lo merecen, por despilfarrar lo que no tienen. No es la manera de ver las cosas, y especialmente en Alemania es muy injusto. No se puede condenar a pueblos enteros a sufrir por equivocaciones de sus líderes políticos y económicos. No se hizo en Nuremberg, y no se debe hacer ahora.
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